jueves, 15 de mayo de 2014

Luis Barragan Morfín: 1930 a 1950

En 1930 viajó a Estados Unidos con su padre, quien falleció en el trayecto. Obligado por esta circunstancia, se hizo cargo de los negocios familiares en Guadalajara. Entre 1931 y 1932 realizó un segundo viaje por Europa. Viajó también por África del norte, donde quedo impresionado con la arquitectura mediterránea y árabe. Con las construcciones de Marruecos, retomo los interiores en penumbras, los juegos de luz propiciados por las ventanas pequeñas y la integración de la construcción al paisaje. Vista en perspectiva, la obra de Luis Barragán, va dirigida a cuidar y proteger la calidad de vida del hombre, ante los inconvenientes de la sociedad moderna y las grandes ciudades. Una casa es un refugio y por eso se opuso radicalmente a los grandes ventanales que estuvieron tan de moda cuando él concibió su estilo. La sensación de protección lo llevó a adoptar la pared y el muro como elemento básico de construcción.

Cuando se trasladó a vivir a la ciudad de México trabajó primero intensamente, en lo que el llamo su etapa "comercial", para después retirarse y empezar a crear las grandes obras de su madurez y desarrollar sus primeros jardines. En 1945 se asoció con José Bustamante para desarrollar el proyecto de planificación y urbanización del fraccionamiento Jardines del Pedregal de San Ángel, al sur de la ciudad de México. Le impresionó la belleza del paisaje volcánico y concibió jardines y espacios habitables que se fundieran con la belleza de ese lugar. El resultado fue una innovación en la arquitectura de paisaje.



Luis Barragán fue un hombre de contemplación y de silencio, hombre de espacios y de luces, este virtuoso de un arte sin palabras fue siempre un hombre de libros. Destaca de su personalidad la generosidad para con sus amigos y para con la gente, era generoso y desprendido. En las casas que construyó para sus amigos Efraín González Luna y José Arreola Adame (1929-1931), la biblioteca es un lugar de privilegio. Pero sobre todo en la suya propia, en la casa que él diseñó para sí en la plenitud de su madurez creativa. Tuvo también relación con José Clemente Orozco, mientras este vivía en Nueva York y con quien pasó unos meses, allí conoció arquitectos realmente vanguardistas como Federico Kiesler. Su arquitectura esta influenciada también por amigos, como Ignacio Díaz Morales, Jesús Reyes Ferreira, Mathias Goeritz, Ferdinan Bac y Kiesler. En 1951 conoció a Richard Neutra, con quien estableció una buena relación. A pesar de tener grandes amigos arquitectos, no compartía con ellos todo su tiempo de ocio, sino también con pintores, poetas, escultores y conocedores de la danza como Carlos Pellicer, Jesús Reyes Ferreira y Miguel Covarrubias, sus devotos amigos. 

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Construyó dos iglesias con sus respectivas plazuelas frontales, una de ellas en un poblado cerca de Corrales y un quiosco de madera en la plaza de Chapala. Construyó también la capilla de Tlalpan. Fue una donación suya para la orden de las Capuchinas Sacramentarias del Purísimo Corazón de María, utilizó por primera vez el prisma triangular y el color naranja en una iglesia. Entre 1955 y 1957 realizó el fraccionamiento jardines del Bosque en Guadalajara, y este último año recibió el encargo de diseñar el símbolo del fraccionamiento de Ciudad Satélite. Ahí plasmo la idea de construir unas torres inspiradas en el templo de San Gimignano, de Italia. En esta obra colaboró el escultor Mathías Goeritz, y utilizó nuevamente la forma del prisma triangular. Luis Barragán legó una abundante y valiosa producción arquitectónica en los campos del diseño y la construcción de un intenso y profundo contenido humano, de fuerza vital, de amor, a la mano de obra artesanal, de austeridad y misticismo, su obra posee características expresivas de un estilo personal inconfundible y de una regionalidad magistralmente lograda, que hacen de su autor el máximo exponente de la arquitectura contemporánea mexicana. 

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